Alberto Garzón, el joven rostro del viejo oportunismo.

Posted by Unknown On domingo, 19 de mayo de 2013 0 comentarios

Como militante y estudiante de marxismo-leninismo, no puede dejar de dolerme ver cómo camaradas -cuya valía personal y política no pongo en duda- son arrastrados ideológicamente por teóricos del revisionismo como Alberto Garzón Espinosa: por los nuevos falseadores del marxismo. Pues no puede uno evitar establecer paralelismos entre él y su “vieja guardia”, desde Bernstein, en menor medida, hasta el mismísimo Kautsky.


El sujeto dispuesto a estudio y crítica, se quedaría en una anécdota si su mensaje no pasara de los límites del mismo: si no tratara de hacer pasar sus posicionamientos por “afines” a la teoría marxista de la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista en Socialista, al decir de sí mismo:


“Mi principal referente teórico, quien vertebra mi pensamiento, es el marxismo. (…) Soy, en consecuencia, partidario de políticas de cambio estructural o políticas radicales. Radicales porque pretenden resolver el problema de raíz y no únicamente paliar las consecuencias del problema.”1

Pero veremos más adelante cómo ésto tan solo se trata de una máscara para ocultar lo que realmente defiende. No debemos juzgar a los hombres “por el brillo del uniforme que se han puesto ellos mismos, ni por el pomposo sobrenombre que a sí mismo se dan, sino por sus actos y las ideas que propagan en realidad.2 Y es ésto último lo que me dispongo a desenmascarar.

Se define como revolucionario pero fomenta y promueve una política que se queda dentro de los márgenes del sistema, y lo esconde bajo la “justificación” de que prefiere un capitalismo donde, por ejemplo, los ricos y pudientes den sus sobras a los pobres, a un capitalismo donde no lo hagan...esconde sus verdaderas pretensiones e intenciones políticas bajo la absurda lógica del “lo mejor de lo peor”.

Uno de los escudos de los que se sirven para ocultar sus posiciones, puede considerarse ya como todo un clásico: con la correcta pero justamente cuestionable premisa de “hablar con los conceptos que entiende la gente”3, aprovechan los oportunistas para rebajar completamente el mensaje que debiera ser revolucionario, ¡pero no salten todavía los impacientes!, pues por “mensaje revolucionario” no entendemos lo que esta gente nos acusa de defender, por mensaje revolucionario no entendemos llevar el análisis más “puro” y “bolchevique”, la realidad no es blanca o negra y no querer rebajar el mensaje no significa intentar “venderles” a las masas un lenguaje que les es ajeno: por mensaje revolucionario entendemos aquel que surge en el seno de las masas populares y es transformado por el sujeto revolucionario -los comunistas- y devuelto a ellas; aquel que “traduce el Socialismo” ¡y nunca el que lo rebaja!, pues en una sociedad como la nuestra desgarrada en dos por las contradicciones de clase, “todo lo que sea rebajar la ideología socialista (…) significa fortalecer la ideología burguesa.”4

Alberto Garzón nos dice que hay que dirigirse a la gente utilizando los conceptos “que están en su estructura mental”, aquellos que “ha insertado la ideología dominante”, pero debemos entender que no se trata de hacernos eco de la ideología burguesa sino de sustituir sus conceptos por los nuestros: los de la ideología proletaria. Además de ésto, nos dice que debemos aspirar a “hegemonizar la lucha ideológica”, ésto nos hace cuestionar la concepción que tiene el señor Garzón de ésta, pero, ¿Qué entiende el marxismo por lucha ideológica?

El marxismo concibe esta lucha como la directa confrontación entre las dos ideologías existentes, pues no ha creado nuestra sociedad ninguna “tercera” ideología al margen de la lucha de clases5: la lucha ideológica representa la confrontación entre la ideología burguesa y la ideología proletaria, y por “hegemonizar” esta lucha se entiende el avance de una sobre la otra, el marxismo entiende que debemos dotar de ideología proletaria al conjunto de la clase y fortalecerla en todos los aspectos, ¡aspiramos a destruir la ideología burguesa que fomenta y perpetua este decrépito modelo de sociedad y no a transformarla o a hacernos con ella! 
No reconocer ésto es no reconocer la lucha de clases.

Nos dice también el señor Garzón, apoyado en quienes él caracteriza como “brillantes filósofos marxistas”6, que “el fin más alto del ser humano” es convertirse en “ciudadanos en el marco de un verdadero Estado de Derecho”, y se atreve a cerrar: “un Estado de Derecho socialista.”

Debería comprender una de las verdades más esenciales del Socialismo, a saber: “No puede haber igualdad real, efectiva, mientras no se haya hecho totalmente imposible la explotación de una clase por otra.” Como decía Engels:


“Siendo el Estado una institución meramente transitoria, que se utiliza en la lucha, en la revolución, para someter por la violencia a los adversarios, es un absurdo hablar de un Estado libre del pueblo: mientras el proletariado necesite todavía del Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir" (Y esta cita en sí aún se quedaría lejana y no sería directamente aplicable, pues la cita refiere un Estado en el cual el poder político esté tomado por la clase obrera, y nuestro oportunista lo que nos plantea es una falsa “toma del poder” dentro del Estado burgués.)


Los comunistas no buscamos alcanzar ningún Estado de Derecho, ni ningún “Estado Social”, como si las contradicciones de clase desaparecieran con tan solo “hegemonizar” las instituciones burguesas; los comunistas buscamos, precisamente, el fin más alto del ser humano, que es acabar con las clases sociales, la propiedad privada y todos los males que de ellos derivan, entre los cuales se incluye la necesidad histórica de contar con “un Poder que brota de la sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella”, un Poder necesario para que las “clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y a la sociedad”7: éste Poder es el Estado y lo que buscamos es su extinción.

Pero el señor Garzón, como todo oportunista, es más de hablar en términos ambiguos o de plantear cuestiones de vital importancia de manera totalmente abstracta: él prefiere hablar de “superar el capitalismo”, prefiere plantear “alternativas” que dice no pueden realizarse dentro del sistema. Nos habla de “democratizar la economía”8 y de alcanzar el “Estado de Derecho”, habla de lo que algunos quieren entender (incorrectamente) como una fase intermedia entre el capitalismo y el socialismo, pero el señor Garzón lo que hace es entender esta supuesta (e inviable) fase intermedia como la misma “superación” del capitalismo, y es lo que induce a ciertos camaradas un seguidísmo acrítico a sus posiciones y a su misma persona.

Pero a mi ésto sólo consigue recordarme la figura de Karl Kautsky y sus posiciones conforme lo exponía Lenin:


nada hay que tanto interese a los oportunistas como el “dejar con completa tranquilidad el porvenir” de todas las cuestiones cardinales sobre las tareas de la revolución proletaria.9

Y ésto podemos verlo en cómo nos presenta Garzón esa “superación” del capitalismo como un “modelo alternativo” de sociedad que la “futura izquierda” debe construir, refugiándose así, tal cual hacía Kautksy:


“bajo las alas de la verdad filistea “indiscutible” (y estéril) ¡¡de que estas formas concretas (de la sociedad futura) no podemos conocerlas de antemano!!”10

Y no se acaban aquí los paralelismos entre nuestro oportunista y el renegado soviético:


“El autor nos suministra muchas cosas valiosas, pero soslaya precisamente la cuestión del Estado.”11

Nuestro oportunista nos habla en sus folletos de acabar con el capitalismo, nos da fórmulas y análisis sobre el desarrollo del capitalismo en el Estado bastante interesantes, denuncia los males del mismo y nos habla de un reparto social de la riqueza, pero repite los errores históricos de Kautsky cuando omite el papel del Estado como máquina de represión negando así, no de palabra pero sí de hecho, la lucha de clases.

Nos dice en su libro La gran estafa: “el Estado es una especie de terreno de juego en el que se manifiesta la relación de fuerzas sociales, siendo la facción más fuerte la que alcanza el poder”, nos presenta el Estado como una especie de tablero de ajedrez, como un terreno neutral en el cual combaten las “fuerzas sociales” para tomar el poder político mediante la conquista de la hegemonía (conquistar la mayoría siguiendo las formulaciones kautskyanas de que la relación entre explotadores y explotados misteriosamente desaparece y se trata de una lucha entre “mayorías y minorías”) dentro del marco del Estado, como si éste no representara una estructura cualitativamente diferente en función de la clase que ostente el Poder. Luego de soltar tremenda retahíla de lindezas, vuelve a un lenguaje más cercano para que quienes consumen sus textos acríticamente se puedan creer la película: “El Estado es una herramienta que utilizan las clases sociales para llevar a cabo sus decisiones”. ¡No puedo sino aplaudir la capacidad del señor Garzón a la hora de entrar y salir del “terreno de la lucha de clases” con tanta destreza!

Sigo con un chiste para amenizar:

La gran estafa:
“Una de las víctimas más graves de esta crisis está siendo la democracia, en todas sus formas. La democracia está siendo duramente golpeada y violada.”

Y cierro con una larga pero necesaria cita del maestro Lenin, aplicable casi en su totalidad a la concepción que nuestro joven Kautsky, el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón Espinosa, tiene del concepto "Democracia":


“Si no es para mofarse del sentido común y de la historia, claro está que no puede hablarse de "democracia pura" mientras existan diferentes clases, y sólo puede hablarse de democracia de clase. (Digamos entre paréntesis que "democracia pura" es, no sólo una frase de ignorante, que no comprende ni la lucha de clases ni la esencia del Estado, sino una frase completamente vacía, porque en la sociedad comunista la democracia, modificándose y convirtiéndose en costumbre, se extinguirá, pero nunca será democracia "pura".)”(...)
No hay Estado, incluso el más democrático, cuya Constitución no ofrezca algún escape o reserva que permita a la burguesía lanzar las tropas contra los obreros, declarar el estado de guerra, etc. "en caso de alteración del orden" -- en realidad, en caso de que la clase explotada "altere" su situación de esclava e intente hacer algo que no sea propio de esclavos --. Kautsky acicala desvergonzadamente la democracia burguesa.(…)
 “Nos gobiernan (y "ordenan" nuestro Estado) funcionarios burgueses, parlamentarios burgueses y jueces burgueses. Esta es una verdad pura, evidente, indiscutible, que conocen por experiencia, que sienten y perciben cotidianamente decenas y centenares de millones de seres de las clases oprimidas de todos los países burgueses, incluso de los más democráticos. (...)
Kautsky no comprende esta verdad, inteligible y evidente para todo trabajador, porque "ha olvidado", "ha perdido la costumbre" de preguntar: ¿democracia para qué clase?"12
Tan sólo espero con este artículo evidenciar cuán profundo es el abismo que separa a los oportunistas de los marxistas, y contribuir a la clarificación y al reposicionamiento ideológico de los camaradas que no logran ver más allá del abismo, influenciados por una formación que altera su concepción de la realidad hacia fuera del marxismo propiamente dicho, al enmarcarse dentro de los límites de las estructuras degeneradas política y organizativamente de lo que en su día fueron el Partido y la Juventud Comunista de España.

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1-  http://www.agarzon.net/about/
2-  Lenin - Qué hacer
3-  A. Garzón - Desobediencia Civil, Estado de Derecho y la izquierda
4-  Lenin - Obra citada
5-  Lenin - Obra citada
6-  Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero
7-  Engels - El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado
8-  A. Garzón - ¿Qué les espera a los jóvenes?:
democraticemos la economía, recuperando instrumentos como el banco central y las grandes empresas”
9-  Lenin - El Estado y la Revolución
10-  Íbidem
11-  Íbidem
12-  Lenin - La Revolución proletaria y el renegado Kautsky

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